Si tienes un perro en casa, seguramente en alguna ocasión te has enfadado con él por algo que hizo, como destruir tu sillón a mordidas o crear un desastre por toda la casa tras asaltar el bote de basura. En esos momentos, furioso, comienzas a regañarlo, pero tu ira se desvanece al verlo con la cola entre las patas, las orejas hacia atrás y la mirada dirigida al suelo, mostrando señales de arrepentimiento.
De hecho, en internet circulan muchos videos virales protagonizados por caninos que parecen sentirse culpables o avergonzados cuando sus tutores los regañan. Estas reacciones suelen interpretarse como una manifestación de remordimiento por sus travesuras. Sin embargo, ¿es esto realmente cierto? ¿Qué puede llegar a sentir un perro cuando es reprendido?
Si alguna vez te has preguntado si tu perro comprende que ha hecho algo mal y si está triste o arrepentido por ello, estas líneas te ayudarán a entender lo que realmente sucede en su mente cuando lo regañas. La respuesta podría sorprenderte, ya que la forma en que los caninos perciben y responden a las amonestaciones es muy diferente a lo que solemos pensar.
Esto es lo que siente tu perro cuando lo regañas
Es un error común creer que los perros saben exactamente qué hicieron mal cuando son regañados. Según un estudio publicado en Science Direct, los caninos no tienen la capacidad de sentir culpa de la misma manera en que lo hacemos los seres humanos. Su memoria no funciona de forma similar a la nuestra, por lo que cuando los reprendemos, no logran asociar el castigo con la acción que acaban de realizar.
La autora del estudio, Alexandra Horowitz, profesora en la Barnard College en Nueva York, explica que lo que realmente sucede es que los perros perciben nuestra alteración emocional. El comportamiento que muestran al bajar la cabeza, mover la cola entre las patas o retroceder es una mezcla de estrés y preocupación.
Los perros, al ser animales muy sensibles, quieren que la situación se calme, ya que pueden interpretar nuestra ira como una amenaza. En pocas palabras, ellos no entienden que están siendo reprendidos por algo específico que hicieron, sino que responden a nuestra energía emocional y se preocupan por ello.

¿Cómo educar correctamente a tu perro?
Este mismo estudio reveló que regañar a tu perro tiempo después de que comete una travesura no tiene ningún efecto positivo. Horowitz explica que, debido a la naturaleza de la memoria canina, la reprimenda posterior no les ayuda a entender qué hicieron mal. De hecho, lo que estamos haciendo al esperar para corregirlo es “humanizarlos”, es decir, aplicarles la lógica de nuestros correctivos, lo cual no se ajusta a su modo de aprendizaje.
Para que un perro realmente entienda que está haciendo algo incorrecto, la corrección debe ocurrir en el momento exacto de la acción. Si dejas pasar tiempo entre el mal comportamiento y la reprimenda, el animal no podrá asociar el castigo con su comportamiento. De esta manera, se pierde la oportunidad de enseñarle de manera efectiva. Lo más importante es intervenir en el instante en que la travesura ocurre para que el peludo relacione directamente su acción con la corrección.

¿Cómo sé si mi perro está mal educado?
Determinar si un perro está mal educado puede ser complicado, ya que depende de las expectativas que el tutor tenga hacia el animal. No obstante, si un canino constantemente realiza comportamientos indeseados y no responde a las correcciones de manera adecuada, puede ser un indicio de que las enseñanzas no están siendo efectivas.
La clave para una educación exitosa radica en la consistencia y la paciencia. Los peludos aprenden a través de la repetición y la asociación positiva. Si aplicamos correcciones de manera clara y en el momento correcto, nuestro perro será más propenso a comprender las reglas y comportarse de acuerdo con ellas. Además, es fundamental reforzar los comportamientos positivos para que el animal se sienta motivado a seguir aprendiendo y mejorando.
En conclusión, cuando regañamos a nuestro perro, lo que realmente está experimentando es una reacción emocional ante nuestro enojo. No está sintiendo culpa ni comprendiendo la razón del regaño. Para educarlo correctamente, debemos ser coherentes y actuar en el momento preciso. Solo así conseguiremos que nuestro compañero canino aprenda de manera efectiva y desarrolle un comportamiento equilibrado.