El mostrar amor a nuestros perros es algo natural que nace del amor y se demuestra con caricias, palabras y abrazos; sin embargo, la última puede causar problemas e incomodidad a las mascotas. Un estudio demostró lo que sienten al recibir un abrazo y, en su mayoría, no es algo bonito.
Abrazamos a nuestras mascotas como una conducta que muestra cariño, respaldada por el comportamiento natural entre humanos. De una manera cultural y social, consideramos que el ejercicio también les genera bienestar. La realidad es que hay una gran probabilidad de causar estrés y ansiedad.
En el 2016, se estudiaron los síntomas que presentaban los caninos que recibían un abrazo, momento captado en fotos. El reciente estudio fue encabezado por Elizabeth Ann Walsh de la clínica veterinaria Cork Pet Behaviour Centre ubicada en Irlanda. Se revisaron múltiples videos de perros entre los brazos de sus dueños y su reacción.
¿Por qué no abrazar a tu perro?
Los resultados mostraron una negativa canina a los abrazos de sus dueños, al encontrar que 81,25 mascotas presentaron un parpadeo repetitivo, 68,25 rehuyeron a un contacto visual, 60 % bajaron sus orejas, 43.45 se lamían los labios y la nariz y 24,5 % jadeaban constantemente. Además, se puntualizó que el 67,5 % mostraron algún comportamiento agresivo hacia sus dueños.

La conclusión de los investigadores fue que abrazar a los caninos no es la mejor manera de mostrarles afecto, dado que este tipo de contacto físico les genera ansiedad y estrés como mostraron la mayoría de las mascotas analizadas, lo que sugiere que la idea de abrazar a tu perro para demostrar cariño es errónea.
Evan MacLean del Centro de Cognición Canina de Duke advierte a los tutores que los abrazos pueden ser percibidos como un bloqueo en su instinto natural de huida, provocando un incremento del estrés y una posible reacción agresiva para recuperar su movilidad. En resumen, sentirse atrapados y limitar su facilidad de movimiento detona una respuesta de estrés.
¿Qué pasa si se estresa mi perro?
Al apreciar los resultados del estudio notamos que cada canino reacciona diferente por los tratos que ha recibido desde cachorro, algún evento que lo obligó a reaccionar rápido o violento o un simple impulso natural. Un abrazo puede provocar estrés y mostrar una conducta reprobable.
- Hiperactividad
- Inquietud
- Movimientos repetitivos
- Gruñidos o ladridos
- Miedo
- Destrucción de objetos
- Mordidas a los tutores.

Evan MacLean señala que las muestras de afecto no deben limitar su movilidad, como el abrazar. Debes permitir que se sientan en control de sus movimientos, lo que brinda un sentimiento de seguridad. A su vez, llama a reconocer las señales como las mostradas en el estudio para detectar un creciente estrés.
Si considerabas que abrazar a tu perro le hace sentir el cariño que le tienes, podrías estar enviando el mensaje equivocado. Es mejor un contacto corporal menos invasivo sin sentirse sofocado o el alerta, se mostrará más en calma y podrá disfrutar cada sensación.