La perrita Luna llegó a la vida de su ahora tutora Samantha Griffin en septiembre del 2023 para ayudarle con su trastorno de estrés postraumático, sin imaginar que a menos de un año la salvaría de morir intoxicada en su departamento. La dueña contó en una entrevista a Good Morning America como le debe la vida a su peluda amiga y si no fuera por ella, no hubiera vivido para contarlo.
Griffin relató que el incidente ocurrió a finales de junio, cuando la alarma contra incendios empezó a sonar. Desconcertada pensando que era una falla en el dispositivo o con las baterías, decidió desconectarlo. Un día notó que las migrañas empezaron, pero como ella las padece no le extrañó, a su vez percibió cambios en el comportamiento de la canina, entre ellos no dejarla dormir.
Una tarde Griffin estaba por tomar su siesta de la tarde, pero Luna se mostraba insistente por salir, normalmente era muy tranquila, como relató, pero ese día no la dejaba dormir. Para convencerla se le abalanzó, lo que causó algunos moretones, pero sería un precio sumamente bajo por la intoxicación que ocurría en el apartamento.
Así salvó una perrita a su dueña de morir intoxicada
La alarma que la dueña de Luna desconectó, dio el primer aviso sobre una concentración de monóxido de carbón, a su vez la perrita trababa de advertirle constantemente. Al salir del apartamento, intrigada por su conducta ya insistente, decidió llamar al servicio de mantenimiento, quienes confirmaron una concentración peligrosa.

Una vez estudiado el problema en su apartamento, contó Griffin, la compañía de gas señaló la presencia de 97 partes por millón de monóxidos de carbono en su apartamento, una concentración fatal si no se actúa con prontitud. De acuerdo con su entrenamiento, un lugar con más de 50 partes por millón en un lapso de media hora puede ser mortal. No sabe cómo sobrevivió.
Los funcionarios le informaron que la fuga fue atribuida a un nido de pájaros ubicado en el conducto de humo del calentador de agua a gas del edificio. Si la dueña no hubiera escuchado a la perrita o si la hubiera encerrado en una habitación para tomar su acostumbrada siesta, hubiera muerto por intoxicación a causa del monóxido de carbono.
Al día de hoy, Griffin y la lomita Luna se han recuperado satisfactoriamente después de respirar los gases que las pudieron intoxicar. Posterior a su labor en que salvó a Griffin, recuperó su personalidad juguetona y activa, dado que había dejado de comer y se comportaba distinto debido al estrés. “Luna me salvó la vida ese día (…) Estoy abrumada y agradecida por todo esto. No sé dónde estaría ahora sin ella”, señaló la dueña.

La conmovedora historia de Luna muestra el vínculo tan fuerte entre la perrita y su dueña, al ayudarla no solo con su trastorno, más al salvarle la vida, posiblemente a costa de la propia al no dejarla morir. Además, nos habla del potencial que tienen los animales para ser guardianes en casos de riesgo como la intoxicación.