Los peces Betta, también conocidos como peces luchadores siameses, son una especie popular entre los aficionados a la acuariofilia debido a su belleza y comportamiento único. Sin embargo, hay un aspecto importante que los propietarios de estas criaturas deben tener en cuenta: no poner frente a un espejo a este animal. Aquí, analizaremos por qué esta práctica puede ser perjudicial para ellos y cuáles son las consecuencias de hacerlo de forma constante.
El Betta es una especie de pez de agua dulce originaria de Tailandia, conocida por sus aletas largas y coloridas, así como por su comportamiento territorial y agresivo. Estos peces suelen habitar en aguas tranquilas y poco profundas, donde se alimentan de insectos y larvas. En cautiverio, los peces Betta requieren un acuario adecuado con plantas y escondites para recrear un ambiente similar a su hábitat natural.
Ahora bien, ¿por qué los peces Betta se ponen agresivos ante su propio reflejo? Estas criaturas son territoriales por naturaleza y tienden a defender su área de posibles intrusos. Cuando un pez Betta se ve reflejado en un espejo, percibe a su propio reflejo como un rival y reacciona de forma agresiva, exhibiendo comportamientos como la expansión de las aletas, el nadado errático y los ataques al espejo. Esta respuesta agresiva es una forma de proteger su territorio y asegurar su supervivencia en la naturaleza.
Te podría interesar
La razón por la que no debes dejarlos frente a un espejo
Colocar a un pez Betta de forma constante frente a un espejo tiene consecuencias negativas para su bienestar y salud. El estrés causado por la presencia constante de su propio reflejo debilita el sistema inmunológico del pez, haciéndolo más susceptible a enfermedades y afecciones. Además, la agresividad continúa hacia el espejo puede provocar lesiones en las aletas y el cuerpo del pez, lo que derivará en infecciones y problemas de salud a largo plazo.
¿Cómo saber si un pez Betta es feliz?
Para garantizar el bienestar y la felicidad de un pez Betta, es importante proporcionarle un entorno adecuado con suficiente espacio, plantas y escondites para explorar y descansar. Asimismo, es fundamental mantener la calidad del agua del acuario y proporcionar una dieta equilibrada y variada.
Por otro lado, observar su comportamiento es muy útil para determinar su estado de ánimo: un pez Betta feliz mostrará colores vibrantes, nadará de forma activa y se alimentará con entusiasmo. En caso de detectar signos de estrés o agresividad, es importante tomar medidas para mejorar el bienestar del pez, como retirar cualquier objeto que pueda causarle malestar, como un espejo.