Longyearbyen, la ciudad más septentrional del mundo, es un lugar fascinante y misterioso en el que las condiciones extremas y la vida silvestre única lo convierten en un destino único para los aventureros intrépidos. Ubicada en el archipiélago de Svalbard, en el océano Glacial Ártico y perteneciente a Noruega, esta ciudad es hogar de aproximadamente 2.075 habitantes que enfrentan desafíos diarios debido al clima y la geografía de la región.
Sin embargo, hay una ley curiosa que llama la atención de propios y extraños en Longyearbyen: la prohibición de tener gatos como mascotas. Esta restricción, ha generado controversia y debate entre los residentes y visitantes de la ciudad, además de dejar a muchos preguntándose por qué se ha implementado tal limitación.
En las siguientes líneas, descubriremos cómo esta regla ha impactado a los habitantes de Longyearbyen y cómo se ha convertido en parte de la identidad única de este lugar tan singular en el planeta. Acompáñame en este viaje a través de las heladas tierras de Svalbard y averigua por qué los gatos no tienen cabida en esta parte del mundo.
Prohíben los gatos en esta ciudad del mundo
Los gatos están prohibidos en esta ciudad del mundo por una razón muy importante: la protección de la biodiversidad, en particular de las aves del Ártico, que son altamente vulnerables a los felinos. Los mininos son depredadores naturales y su introducción en este ecosistema pondría en peligro a las aves endémicas, alterando el frágil equilibrio de este precioso archipiélago.
Por otra parte, hubo una excepción a esta regla en el remoto pueblo de Longyearbyen, Noruega. Se trata de Kesha, el único gato del lugar, que logró ganarse el respeto y el cariño de sus habitantes. Este valiente felino destacaba por enfrentarse a zorros y cazar roedores, pero curiosamente, mostraba un respeto especial por las aves, no representando una amenaza para ellas. Kesha vivió hasta los 12 años y su fallecimiento en el año 2021 dejó un vacío en la comunidad, que lo recordará como una figura entrañable y memorable.

En contraste con la singular existencia felina de Kesha, los renos y los osos polares son habitantes habituales de esta región. Los renos salvajes deambulan libremente, aportando una imagen pintoresca al paisaje, mientras que los osos polares representan un peligro constante que obliga a los pobladores a tomar medidas de protección, como portar armas. Sin embargo, estas armas deben ser dejadas fuera al entrar en tiendas y lugares públicos, manteniendo así un equilibrio entre seguridad y convivencia pacífica en el día a día.
Sumado a la prohibición de gatos, Longyearbyen cuenta con otras leyes peculiares. Por ejemplo, está prohibido morir y dar a luz en la ciudad debido al permafrost, una capa de tierra permanentemente helada que impide la descomposición de los cadáveres, lo que podría suponer un riesgo para la propagación de enfermedades. Desde 1950, una normativa obliga a migrar a Noruega continental antes de fallecer, garantizando así la salud pública de los habitantes.

¿Qué animales cazan los gatos?
Los felinos son depredadores naturales que cazan principalmente roedores, insectos, aves pequeñas y otros animales pequeños. Su instinto cazador es parte de su naturaleza y les permite sobrevivir en cualquier lugar. A pesar de su prohibición en esta ciudad del mundo, los gatos son animales fascinantes y cautivadores que han dejado una huella imborrable en la historia del mundo.