A lo largo de los años, hemos escuchado historias increíbles de mascotas que arriesgan sus vidas para salvar a sus dueños, pero lo que no sabíamos es que existió un perro de nombre Stubby quien salvó miles de vidas durante la Segunda Guerra Mundial. Así es, este sargento canino lo dio todo para ayudar a su brigada de ataques con gas mostaza y espías alemanes.
La historia de Stubby comenzó en 1917, cuando el soldado estadounidense J. Robert Conroy encontró a un cachorro de cola corta mientras entrenaba para la guerra en los campos de la Universidad de Yale. Según se dice, el pequeño animal husmeaba por los campos en Connecticut cuando los militares se ejercitaban y entrenaban.
El perro fue entrenado para poder distinguir los toques de corneta, hacía algunos ejercicios y saludaba a los soldados, por lo que en octubre de 1917 acompañó a los militares cuando se trasladaron a Francia; sin embargo, como no estaba permitido llevar animales, lo escondieron en el depósito de carbón de un barco de Minnesota.
El perro Stubby es el perro más condecorado de la historia

El perro Stubby tuvo su primera herida de guerra debido a que los militares alemanes arrojaron una granada y le explotó en la pata. Tras esto, fue enviado al hospital para su recuperación. Sin embargo, esto no lo detuvo de volver a servir a las fuerzas armadas de Estados Unidos; además, luego del ataque que sufrió se volvió más sensible al olor del gas, por lo que era capaz de alertar a sus compañeros.
Durante su tiempo en batallón, Stubby desarrolló diferentes habilidades como localizar a los heridos, ayudar a los soldados perdidos y escuchar los silbidos de los obuses para avisar a las tropas que se escondieran. El animal recibió muchas medallas y reconocimientos por servir a su nación. También conoció a tres presidentes de EEUU.: Woodrow Wilson, Warren G. Harding y Calvin Cooldige.
¿Qué raza es el perro Stubby?

El perro Stubby era un boston bull terrier, una raza que no es de un gran tamaño y tiene un cola muy corta. Son animales muy inteligentes, sociables y amigables. Ahora entendemos porque fue un lomito de guerra. Tiene unas grandes orejas y, aunque, es de un tamaño mediano puede ser muy fuerte.
La historia del perro Stubby sigue siendo recordada, pues después de su muerte, su cuerpo fue disecado y donado al museo Smithsoniano. En 2018, una productora decidió hacer una película en su honor y contar lo que vivió durante la Primera Guerra Mundial.